El ante es un material que tiene algo especial. Se trata de un tipo de piel que atrae a primera vista, es muy suave, transpirable y de gran resistencia y adaptabilidad. Si a esto le sumamos que nunca pasa de moda, entenderemos por qué es tan habitual encontrarlo en nuestro guardarropa, aunque es en nuestro zapatero donde ocupa un lugar privilegiado.
Aunque los zapatos de vestir de ante son tan cómodos y elegantes que se suelen llevar durante todo el año, tradicionalmente han ido asociados a los meses de otoño e invierno, en los que la lluvia y las inclemencias del tiempo pueden hacer mella en su delicado aspecto. Y aunque es cierto que su cuidado no tiene nada que ver con el de otros tipos de calzado, su mantenimiento no es tan difícil como algunos creen, simplemente requiere un poco de constancia y esmero por nuestra parte. La recompensa será grande, tener siempre a punto unos zapatos clásicos de hombre o de mujer que lucirán como en su primera puesta.
¿Qué debemos saber sobre el ante?
Los atributos tan particulares del ante hacen que pueda deteriorarse con facilidad y su textura aterciopelada lo hace propenso a absorber todo tipo de sustancias. El sol es uno de los principales agentes que aceleran su decoloración, lo que provoca que el calzado adquiera de manera muy prematura un aspecto desgastado y envejecido. La lluvia también suele ser un verdadero quebradero de cabeza, pues deja molestas marcas de gotas en su superficie. El contacto con el agua hace que la piel se debilite ya que sustrae su grasa natural, oscureciéndola y volviendo su tacto cada vez más rígido y acartonado.
Primero introducimos las hormas
Este primer paso es fundamental, ya que no sólo evitará que los zapatos se deformen sino que además facilitará mucho nuestra labor de limpieza. Hay que tener en cuenta que la propia transpiración de nuestros pies puede humedecer el interior de los zapatos después de tenerlos varias horas puestos, de ahí que sea recomendable dejarlos reposar en unas hormas de madera de cedro que desodorizan y absorben el sudor. Por lo general, siempre que el ante se moje es mejor dejarlo secar al aire y en un lugar fresco, sin acercarlo a radiadores o cualquier otra fuente de calor.
Un cepillado para eliminar las impurezas
Lo más normal será encontrarnos marcas formadas por el polvo o la suciedad que se adhieren con el uso diario del calzado. Para eliminarlas podemos utilizar un paño limpio y ligeramente humedecido, aunque la manera más sencilla y eficaz será contar con un cepillo de crepé, sin duda la herramienta imprescindible en lo que se refiere al cuidado de zapatos de ante. Hay que cepillar suavemente y en el mismo sentido del pelo, así nos aseguraremos de arrastrar las partículas que hayan quedado pegadas y haciendo que la superficie se vea uniforme.
Usa el cepillo adecuado en cada ocasión
Si hay salpicaduras de barro, lo mejor es dejar que la tierra se seque antes de retirarla con un cepillo mixto de cerdas naturales y de latón, capaz de levantar el pelo con gran eficacia sin deteriorar los materiales. Como hemos dicho, limpiar el ante no es difícil, simplemente se trata de un procedimiento laborioso y que hay que poner en práctica con mimo y esmero. Dependiendo del tipo de manchas que hayamos detectado, habrá que tratarlos de una manera o de otra y utilizar diferentes productos para evitar estropear el material.
Tratando las manchas leves
Para manchas localizadas y que se muestren especialmente persistentes, un buen recurso es utilizar Super Gommadin, que como si de una goma de borrar de uso escolar se tratase, se frota con suavidad sobre la prenda para eliminar los rastros de suciedad. Se suele comprar en peleterías y en tiendas especializadas en calzado precisamente para este tipo de superficies delicadas.
Ayuda con las difíciles
Si nuestros zapatos de ante presentan manchas tan fuertes que no han podido ser eliminadas aplicando los consejos anteriores, no quedará más remedio que recurrir a un quitamanchas de ante con una fórmula no agresiva y que deberemos rebajar con agua templada en una proporción del cincuenta por ciento en la disolución.
Aplicar con mucho cuidado
Una vez esté preparada la disolución aplicaremos el quitamanchas frotando con un cepillo de cerdas suaves que eventualmente iremos aclarando para que no se acumule la suciedad. Cuando la espuma desaparezca es momento de dejar secar unas seis horas. Hay que recordar que el ante es un material sensible y sería una lástima deteriorarlo utilizando artículos de limpieza que no hayan sido específicamente preparados para este tipo de piel.
Renovar el ante no es imposible
Es inevitable que con el paso del tiempo los zapatos de ante se desgasten y pierdan ese brillo que definía su aspecto original. De hecho es bastante común que en las zonas por donde el calzado se flexa el color se aclare un poco. Por suerte existen renovadores de ante que, en función de la tonalidad de la piel, devuelven a los zapatos la coloración que tenían cuando los compramos. Los mejores son aquellos de spray y que no restan transpiración al tejido.
Mejor prevenir que curar
Una buena forma de evitar que la piel absorba líquidos es comprar un impermeabilizador de ante, que sin variar lo más mínimo su aspecto original o su flexibilidad lo protege repeliendo salpicaduras de todo tipo. Es recomendable rociar los zapatos antes de cada puesta asegurándonos antes de que la piel esté limpia.
Siempre como el primer día
Para conservar la mejor versión de nuestros zapatos artesanos es primordial saber cómo actuar, hacerlo con rapidez y conocer qué productos podemos usar para limpiarlo y repararlo adecuadamente. En Crownhill Shoes trabajamos con las mejores marcas, aquellas destinadas al calzado de la más alta calidad, con el fin de ofrecerte una selección de kits de acuerdo a tus necesidades.